Saturday, September 18
La Presencia y La Ausencia.
Heme aquí, junto a Bough, José Gaos, Antonio Cano, Isahiah Berlin y el Papa Juan Pablo II. Esperando que la vida me alcance. El olor a biblioteca y el sin fin de conocimientos que estoy perdiendo me tienen con pendiente, y todo lo azul me resalta hasta de las piernas. Fuera dolor, no lo he experimentado en gran medida más que a ratos, cuando me acuerdo de la neblina y del vuelo de la mosca. No menosprecio obras, de verdad... pero cómo me gustan las que nacen de mí y para mí. La sencación de vacío en mi estómago no me vacía en lo absoluto, al contrario... me hace explotar con más intensidad, me tiene escarbando en mi corazón con unas ganas tremendas.
Sobrepasé los límites de la razón, ya no detengo más plazos y conforme la línea se acerca, se me olvida más. Tan abstracto es esto que a veces hasta yo me pierdo y me tengo que regresar. Me imagino un rinoceronte viniendo hacia mí, de la manera más absurda y morada. Tengo que pensar en tantas cosas que supongo que mi mente tomó la salida fácil. Inventa entretenimiento imposible de digerir. Pero al menos las molestias se van, y las que persistían ya no persisten.
Qué agradable es admirarme con mis propios ojos, sentada en una esquina sin tener nada que decir, pero sí bastante que aprender. Y luego se me mueve el mundo, paa evitar que yo escriba algo bueno. Me mandan sueño y ganas de ir al baño, con tal de que me pare y le pierda el hilo a todo lo que pretendo construir. El que no consiga concentrarme no significa que no consiga enamorarme. Y sigue ese olor bonito, a recuerdos que se rehúsan a convertirse en lo que son... que de perdida quieren ser noticia, o crónica. Huele también al chocolate aquel que nadie conoce.
Mi firma es nueva, mi vestido del día de mañana y mi estilo intelectual. Intelectual de intelecto. Firma de firmar. Vestido de vestir. Y cada vez se vuelve más complejo adjuntarme a esta travesía que ya no conozco. No quiero mencionarlo porque soy sistemáticamente feliz pero... me duele. Me dolió y me dolerá. Y las noches por lo general no se olvidan, las tardes si... esas están más alejadas del final del día. Los días empiezan y terminan de noche y nos basamos en un múliplo de 6, del 4, del 3 y del 2.